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Fábrica de creación de personajes II

EL PERSONAJE EN EL RELATO


Una vez que el personaje está creado hay que pasar por un largo proceso para introducirlo en la narración. Habrán esbozado un pasado del personaje y unas características que a menudo no serán necesarias en esa historia concreta. No se preocupen, en la vida real, cuando conocemos a una persona no sabemos todo sobre ella y probablemente nunca lo sabremos, pero a pesar de ello está ahí y los rastros de su pasado aparecen en su rostro, aunque solo con el tiempo llegaremos a conocer esos detalles.


En una narración ese personaje solo dejará que el lector sepa determinadas cosas sobre él. El resto no interesa, aunque el lector intuirá que hay mucho más de lo que está viendo. Si es un personaje “sólido” puede ser aprovechado en otras historias y hasta el lector se las imaginará para él.



En este momento comienza el relato. Tienen al personaje y ahora comienza a “vivir” a hacer cosas. Escriban el primer capítulo y vean cómo funciona el personaje. Si tiene que interactuar con otros los habrán esbozado ya o lo harán en ese momento. Si son secundarios el proceso será más corto y sencillo y si son coprotagonistas deberán hacer con ellos lo mismo que hicieron con el protagonista.



Según vayan narrando la historia el personaje, los personajes, cambiarán. Incluso llegará un momento en el que se sientan bloqueados. No se asusten, es algo perfectamente normal. Dense un tiempo, dejen que la historia se “cueza” en su subconsciente y estén atentos a los nuevos “olores” que saldrán de la olla. Forzar a los personajes o la historia siempre es contraproducente, es mejor dejarlo reposar un tiempo. En algún momento se les ocurrirá algo que solucionará un problema o el personaje hará algo en su imaginación que les parezca mucho más verosímil que lo que estaba haciendo en ese momento en la historia.



UN ÚLTIMO CONSEJO



No intenten actuar como dioses creadores que manejan a sus criaturas como si fueran marionetas. Estos personajes nunca funcionan bien.


Véanse mejor como espectadores que observan el desarrollo de una historia delante de sus narices. Tomen notas, analicen, imagínense qué pasaría si…


El resto de detalles de este proceso será mejor que los vivan paso a paso y conforme surjan los problemas los iremos despachando.


Recuerden que documentarse es muy bueno, que observar y anotar lo que sucede en nuestra vida cotidiana, cuando algo nos llama la atención, puede servirles y que los sueños a veces son mucho mejor que ver una película donde nuestro personaje está actuando.


Procuren no sufrir en exceso al crear un personaje, si no se divierten haciéndolo es que algo está fallando. Cuando una fantasía nos resulta dolorosa tendemos a dejarla y cambiarla por otra. Hagan lo mismo con sus historias y personajes, si se bloquean, si sufren en exceso, busquen otro personaje y otra historia donde se diviertan más. Esto no es un trabajo por el que reciben un salario mensual. No tienen que ir a trabajar para cobrar. Esto es un juego, una diversión, la recompensa serán momentos muy felices. Si logran divertirse escribiendo y creando personajes un día, no muy lejano, descubrirán con sorpresa que alguien les dice que su historia les ha encantado, que sus personajes parecen reales y hasta esbozarán una sonrisa y les dirán: “maestro, me quito el sombrero”.


No hagan demasiado caso, lo mismo que si les dicen que su relato es un ladrillo indigesto. Si ustedes han disfrutado y son felices seguro que alguien se sugestionará con lo que han hecho. El esto es suerte y buena estrella. Tal vez lleguen a escritores consagrados que vendan más libros que donuts gratis a la entrada de un colegio, tal vez reciban palmaditas en la espalda e incluso les dirán : ¡Oh, fulanito!¡Oh menganito! ¡Qué grande eres!


No hagan caso, lo importante es que ustedes estén satisfechos con lo que han hecho y se hayan divertido mucho. Puede que pasen a la historia de la literatura o no, puede que vendan y se hagan ricos o no, puede que nunca sepan que después de muertos son auténticos “Kafkas”, eso es accesorio, no está en su mano, como no lo está que mañana les toque la lotería.


Un escritor, un creador de personajes, es una persona que vive con más intensidad que el resto, que sabe más de sí mismo y de los demás, que es más feliz, más generoso, mejor persona. Y sobre todo es alguien que se ha divertido infinitamente más que el resto de los mortales. Recuerden la orgía perpetua de Vargas Llosa y de Flaubert. El resto es humo para empañar la visión de los incautos.

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